¿Cómo encontrar el equilibrio entre la traducción humana y la traducción automática?
¿Cómo encontrar ese punto donde la tecnología nos ayuda y no “contamina” al revisor?
¿Cómo usar la tecnología junto con los lingüistas y no perder ese toque humano esencial en muchas traducciones?
¿Cómo agilizar el proceso con IA (Inteligencia Artificial) sin perder calidad ni naturalidad?
La lista de preguntas se puede ampliar, pero al final todo radica en tratar de resolver el misterio de cómo optimizar el tándem de IA (tecnología) y posedición (lingüista) y que el resultado sea bueno.
Todas estas dudas, de las que hablamos a menudo en LocalizationLab, nos preocupan, sobre todo por dos motivos:
El primero es poder contar con un equipo de lingüistas profesionales que pueda ganarse la vida con su trabajo, que no tenga que buscar uno nuevo porque ya no puede vivir de las traducciones y posediciones. Y la segunda es cómo garantizar que, a pesar de utilizar la tecnología existente, nuestras traducciones sean de muy buena calidad.
La tecnología nos permite ganar velocidad en las traducciones, y esto puede ser crucial para proyectos que se lanzan simultáneamente en todo el mundo, o en situaciones de emergencia que se quieran comunicar de inmediato, etc.… La tecnología también nos ayuda a acelerar los procesos y ahorrar tiempo. Pero si solo tenemos el resultado de la IA podemos terminar con errores, que pueden ser pequeños matices o temas graves que cambian el significado del original.
La tecnología nos permite detectar cambios terminológicos innecesarios (inconsistencias) a partir de glosarios bien definidos. Pero si un término tiene varios significados posibles, es difícil que sepa detectar de qué acepción se trata y qué término aplicar en cada momento.
© HP Inc.
Ejemplo de un término con varias acepciones: en inglés, las dos imágenes de arriba son “folders”, en castellano sería una plegadora (para papeles) y una carpeta (para guardar documentos electrónicos). Es importante que un lingüista lo revise para decidir cuándo utilizar cada término.
Los lingüistas son capaces de dar vueltas sobre al contenido original, para encontrar una traducción correcta. Pueden decidir usar un tono más empático o humorístico, si hiciera falta. La empatía, el humor, la adaptación cultural (localización), saber dar el tono adecuado a cada marca, la creatividad son temas que la IA en el mundo de la traducción todavía no sabe hacer bien.
La IA está evolucionando rápidamente, pero en este momento todavía no resuelve correctamente la traducción entre algunas combinaciones de idiomas. Tampoco no funciona bien para textos muy especializados.
Imagen generada con IA por LocalizationLab via Canva
Wikipedia define el Yin y el Yang como “un principio cosmológico que explica la dualidad de todo lo que existe en el universo: La U o Tao (o Dao) se divide en dos fuerzas fundamentales, opuestas pero complementarias, que se encuentran en el origen de todas las cosas «.
Para nosotros, la IA y el trabajo de nuestros lingüistas es un poco como el Yin y el Yang, dos partes complementarias que deben aprender a convivir y a respetarse. Siempre tratamos de encontrar el equilibrio para que los procesos sean ágiles, más económicos, pero que el resultado final sea de calidad.
Antes de iniciar un proyecto de traducción, te aconsejamos que pidas ayuda a especialistas en la materia para saber qué utilizar (herramientas TAO, LLM, Memorias de Traducción, glosarios …) en cada caso. También es importante que las herramientas utilizadas sean seguras y respeten la privacidad de la información que deseas traducir.
En LocalizationLab tratamos de estar al día con las tecnologías y procesos que nos ayudan a obtener traducciones de calidad utilizando todos los recursos a nuestro alcance.
(*) Los oximorones, recordemos, son una figura retórica que consiste en unir dos conceptos que apuntan a sentidos opuestos. Algunos ejemplos: guerra santa, noche clara, caos organizado, instante eterno.