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Artificial Intelligence

ChatGPT (GPT-4) es el sistema de inteligencia artificial (IA) más avanzado de Open.ai (OpenAI es una empresa de investigación e implantación de IA de San Francisco), que produce respuestas más seguras y útiles.

Hemos hecho una prueba para ver cómo funciona y el resultado nos ha sorprendido. Le hemos pedido que nos escriba un artículo (en inglés) sobre la inteligencia artificial versus la traducción humana y este es el resultado:

¡Hola, compañeros de la era digital! Soy ChatGPT, un experto en inteligencia artificial con más de una década de experiencia en este campo. Hoy estoy aquí para responder a una pregunta que ha estado zumbando en el sector: ¿sustituirá la IA a los traductores humanos? La respuesta corta es no, y permitidme explicaros por qué de una forma que os hará sonreír y pensar.

En primer lugar, dejemos una cosa clara: la IA es buena, pero no tanto. Puede traducir frases y oraciones sencillas con un nivel decente de precisión, pero aún no es capaz de entender los matices y contextos culturales de los idiomas como lo hace un ser humano. Por ejemplo, prueba a introducir la frase «it’s raining cats and dogs» en un traductor de IA y mira a ver qué sale. Lo más probable es que termine con una traducción como «está lloviendo gatos y perros» en vez de “está lloviendo a cántaros”, omitiendo por completo el peculiar modismo inglés.

Además, hablemos de humor. ¿Habéis intentado alguna vez traducir un chiste de un idioma a otro? No es nada fácil. De hecho, es casi imposible que una IA capte el sutil juego de palabras y las referencias culturales que hacen que un chiste funcione. Imaginaros intentar traducir un chiste de Chiquito de la Calzada a otro idioma con una IA. Sería como intentar explicar a un robot los entresijos del humor español.

Otro problema de la traducción automática es la falta de empatía e intuición. Un traductor humano puede leer entre líneas, captar el tono y la intención y ajustar sus traducciones. Por ejemplo, si un cliente escribe un correo electrónico a un socio expresando su frustración, un traductor humano puede reconocer la emoción subyacente y ajustar la traducción para transmitirla adecuadamente. Una IA, en cambio, podría limitarse a traducir las palabras tal y como están escritas, perdiéndose el verdadero significado del mensaje.

Y no olvidemos la importancia del conocimiento cultural. Traducir un documento no consiste sólo en cambiar las palabras de un idioma a otro, sino en comprender la cultura que hay detrás de esas palabras. Una IA puede ser capaz de traducir un menú de un restaurante de París al inglés, pero no puede captar plenamente la experiencia de comer en ese restaurante, el ambiente, la historia y las tradiciones que lo hacen único.

Por último, hablemos del futuro. A medida que la IA siga mejorando, es probable que mejore en la traducción de idiomas. Sin embargo, es importante recordar que la IA no está aquí para sustituirnos, sino para ayudarnos. Un traductor humano que trabaje junto a una IA puede producir traducciones precisas, culturalmente sensibles y llenas de matices.

En conclusión, la IA es una herramienta poderosa que puede ayudar a los traductores humanos en su trabajo, pero no puede sustituirlos totalmente. El toque humano es esencial para comprender los matices del lenguaje, la cultura y las emociones. Así que, a todos los traductores, ¡no temáis! Vuestro trabajo está a salvo, al menos por ahora.